Hermosa final oración a la Coronilla de la Divina Misericordia

La Coronilla de la Divina Misericordia es una oración poderosa que nos invita a meditar en la misericordia de Dios y a pedir su ayuda y protección. Esta oración fue revelada por Jesús a Santa Faustina Kowalska en la década de 1930 y desde entonces se ha convertido en una práctica devocional muy popular entre los católicos de todo el mundo.

La historia detrás de la Coronilla de la Divina Misericordia

La Coronilla de la Divina Misericordia fue revelada a Santa Faustina Kowalska en una serie de visiones que tuvo en la década de 1930. En estas visiones, Jesús le pidió que difundiera la oración por todo el mundo para que más personas pudieran beneficiarse de su poder y gracia.

En particular, Jesús le pidió a Santa Faustina que recitara la Coronilla durante la Hora de la Misericordia, es decir, a las tres de la tarde, que es el momento en que Él murió en la cruz. Durante este tiempo, Jesús prometió que concedería cualquier petición que se hiciera en nombre de su misericordia divina.

La estructura de la Coronilla de la Divina Misericordia

La Coronilla de la Divina Misericordia consta de varias partes, incluyendo la invocación inicial, la oración del Padrenuestro, la Ave María y el Credo, y varias oraciones adicionales que se recitan en un rosario tradicional.

  • En la invocación inicial, decimos: «Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero».
  • A continuación, recitamos un Padrenuestro, una Ave María y un Credo.
  • Después, decimos la siguiente oración: «Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero». Esta oración se repite diez veces en las cuentas pequeñas del rosario.
  • Finalmente, decimos la oración final: «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén».

El poder de la Coronilla de la Divina Misericordia

La Coronilla de la Divina Misericordia es una oración muy poderosa que nos ayuda a conectarnos con la misericordia de Dios y a pedir su ayuda y protección en momentos de necesidad. Además, esta oración nos recuerda que Dios siempre está dispuesto a perdonarnos y a darnos una nueva oportunidad, sin importar cuán grandes hayan sido nuestros pecados.

La Coronilla también nos invita a ser más compasivos y misericordiosos con los demás, tal como Dios lo es con nosotros. Nos recuerda que todos somos hijos de Dios y que debemos tratar a los demás con amor y respeto, sin importar quiénes sean o lo que hayan hecho.

Cómo rezar la Coronilla de la Divina Misericordia

Si nunca has rezado la Coronilla de la Divina Misericordia antes, te animamos a que lo hagas hoy mismo. Puedes hacerlo en cualquier momento del día, aunque se recomienda especialmente durante la Hora de la Misericordia, a las tres de la tarde.

Para rezar la Coronilla, simplemente sigue la estructura que hemos descrito anteriormente y medita en las palabras y oraciones que estás diciendo. Si te resulta difícil concentrarte al principio, trata de recitar la oración en voz baja o en silencio mientras te centras en la presencia de Dios.

Recuerda también que la Coronilla de la Divina Misericordia es una oración que se puede hacer en cualquier momento y lugar. Puedes recitarla mientras conduces, mientras haces las tareas del hogar o mientras caminas al aire libre. Lo importante es que encuentres un momento tranquilo para conectarte con la presencia de Dios y pedir su ayuda y protección.

Reflexión final

La Coronilla de la Divina Misericordia es una oración hermosa y poderosa que nos invita a meditar en la misericordia de Dios y a pedir su ayuda y protección en momentos de necesidad. Esta oración nos recuerda que Dios siempre está dispuesto a perdonarnos y a darnos una nueva oportunidad, sin importar cuán grandes hayan sido nuestros pecados.

Si estás pasando por un momento difícil en tu vida, te animamos a que reces la Coronilla de la Divina Misericordia y confíes en la misericordia de Dios. Él siempre está allí para ayudarnos y guiarnos en nuestro camino espiritual, y nunca nos abandonará en momentos de necesidad.

«Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero».

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